EDNA WOOLMAN
- zabhaska
- 23 abr 2015
- 2 Min. de lectura

Estoy aquí en New York, caminando por sus calles, buscando donde hospedarme y pronto conseguir trabajo. Anoche antes de dormir mi compañera de apartamento me ha comentado sobre una la posibilidad de entrar a trabajar a Vogue, la verdad no me hace ilusión, pero quizás sea mi oportunidad para comenzar, tal vez con el tiempo pueda conseguir algo más, no puedo dormir doy vueltas en mi cama. Mi primer trabajo en New York.
No sé en que momento me quede dormida, voy nerviosa, aun no sé exactamente mi cargo a desempeñar, pero no importa lo que sea hay que hacerlo muy bien, por el momento sé que entro a la oficina de correos. Llevo una falda larga con zapatos no muy altos una camisa blanca la cual me hace ver delgada y estilizada, recojo mi pelo, y pongo un poco de labial en mis labios, polvos y listo.
Antes quiero tomarme un café. Me gusta sentir su aroma en las mañana como hoy frías, me hace entrar en actitud, hoy me siento vencedora y aun no sé cuál es el monstruo a combatir.
La gente avanza en todas las direcciones y me pregunto cuántos de ellos irán en mi misma situación, me da risa, creo son los nervios, todo lo nuevo en mi causa cierta ansiedad, espero sea normal.
Allí como un Monstruo al acecho veo un letrero donde leo Vogue, se aproxima, me aproximó, veo la gente entrar, llega al igual que yo a trabajar, camino y mis pasos se hacen pesados, hoy empiezo en Vogue y no sé pero algo bueno me espera allí adentro, lo siento, me siento cada vez mas ligera, mis pasos dejan de ser pesados y avanzan cada vez mas rápido y no sé porque pero mi corazón late con fuerza y me siento feliz.
Doy mi primer paso, estoy en el umbral, doy un buenos días….
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